


Me asusto, me emociono, grito y me tapo la boca, lloro con las imágenes. La música es suave, a veces muy sensual y a veces melodramática (como ciertos amores que quieren una huella indeleble); las imágenes perduran en la memoria porque tienen la sutileza de los gestos ciertos. Levemente, despacio, como una caricia, cada imagen va revelando lo más profundo de cada personaje, sus secretos y sus historias, el pasado que se niega a desaparecer sin que, al menos, por una vez, alguien lo enuncie… Hay una bolsa con imágenes fragmentadas, rotas, rompecabezas de un pasado demasiado vivo, fotografías que un hijo puede ayudar a reconstruir… Hay una historia de amor y una de desamor, hay un padre enfermo y una hija que intentará hacer lo posible por salvarlo; hay una madre que ve marchar a su hija con un hombre, con el poder de ese hombre, con el dinero de ese hombre; hay un niño que toma la mano de su padre, sin saber que es su padre; hay una mujer y su historia de amor de verano, su único verano; hay un hijo que agradece la muerte de su padre y la cámara que le dio para que grabara paso a paso la historia de amor de la mujer que amaba…
Esta película de Almodóvar es un homenaje al cine, es una historia de amor con el cine y, sobre todo, con las películas de los noventas hechas por este director español. Las mujeres, su maquillaje, sus vestidos, la escenografía, la decoración… Mujeres al borde de un ataque de nervios… Chicas y maletas… Una Penélope Cruz tan bella como siempre, tan expresiva como siempre, los ojos que dicen tanto como los labios… Un hombre que cambia su nombre, que se cambia a sí mismo para seguir existiendo… Un abrazo, una fotografía, un beso, un accidente… Los paisajes de Lanzarote y una isla a la que querré ir toda la vida…
1 comentario:
Hay que verla, espero poder hacerlo, aunque no se si esté en cartelera aqui...
A propósito, tengo una amiga del bachillerato que vive en Lanzarote, me avisas por si algún día necesitas un sofá en aquel lugar del planeta...
Besos,
Ana Maria.
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