

Juan sólo quiere hacer bien su trabajo, sólo quiere darle un mejor lugar para vivir a su esposa y a su hijo que está por nacer… Es el día equivocado y el lugar equivocado para él y para sus planes; también para ella y su hijo…
Malamadre no es tan malo como parece, el colombiano tiene cara de mexicano y habla como mexicano, pero trata de decir “parce”, “marica” y “usted” cada vez que su dialecto se lo permite; el colombiano se vende al mejor postor y traiciona a todos, es el colombiano que controla a los colombianos en la cárcel… Los cuatro presos políticos, los etarras, son la garantía de existencia de los demás presos, son los únicos que tienen valor, los únicos que el gobierno está obligado a proteger; los otros son intercambiables, sus vidas nada valen… Juan intentará ser el héroe, quedar bien con sus futuros jefes, pero él no pertenece a ningún lugar, no es un preso y tampoco un funcionario, y su vida depende de su performance, de cuánto tiempo se demore el colombiano en descubrirlo y sus futuros, sus no-jefes en olvidarse de él, en cuanto tiempo puede pasar para perdernos a nosotros mismos, para olvidarnos, para sentirnos olvidados...
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