


Es Londres, pero no aparece nada que la haga reconocible y sus personajes podrían estar lo mismo en Estados Unidos (o tal vez mis conocimientos no me alcanzan aún para entender la diferencia entre un estadounidense y un inglés). Es una música que ya es reconocible en las películas de Allen, en sus comedias, pero aquí no hay final feliz o tal vez sí, aquí nada termina bien o tal vez sí. Termina bien para quien eligió creer y ser fiel a eso que creía, aunque se dé cuenta –sin confesárselo nunca en voz alta– que la realidad no es como el ideal, termina bien para quien siempre se tuvo a sí mismo sobre todos y sobre todo. Un nuevo comienzo a veces puede ser sólo otro error, pero también se puede convertir en una nueva forma de ser; sólo eso. Un escepticismo muy marcado (nada de aprender, nada de “a la próxima”, nada de nada) y un tímido beso, un beso debido que no es la respuesta a ninguna pregunta.
La traducción fue pésima, la ortografía de los subtítulos estuvo peor, el menú era sólo una pantalla. El mundo cinematográfico pirata tiene sus puntos en contra, pero ya que no se sabe cuándo traerán esta película ni si la traerán a las salas de cine bogotanas, entonces defiendo a aquellos quienes, a causa de la necesidad, de la demanda de “cine arte”, se han vuelto más expertos que los cinéfilos, los críticos de cine y los empresarios, en saber cuáles son los estrenos MUNDIALES y cuál es la última película del director aún más desconocido.
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