Ya sabemos
que la industria cinematográfica india es poderosa y funciona bien en su mezcla
entre cultura popular y clichés cinematográficos hollywoodenses. Lunchbox obedece a esa mezcla sin la
espectacularidad de ¿Quieres ser
millonario? Ni el fastidio –perdón por los indios– de ver-escuchar las
coreografías y cantos al mejor estilo exotista de Bollybood. Lunchbox es una
comedia-drama que transmite el caos de Bombay (el tráfico, los autobuses y
trenes a reventar, las enormes distancias) y se concentra en las vidas de dos
seres demasiado comunes: el oficinista viudo a punto de retirarse, tan huraño
como el hueco que ha dejado su esposa, y el ama de casa deprimida por la falta
de atención de su marido y la inexistencia de sentido en su vida.
Un ya famoso
(pero desconocido hasta ahora para mí) sistema de repartición de almuerzos
caseros para los cientos de miles de oficinistas que no pueden desplazarse
hasta sus casas al medio día se convierte en el motivo que une a estos dos
seres. Las posibilidades de que los repartidores se equivoquen con las
direcciones de entrega son de una entre 6 millones (leo ahora), y gracias a este
mínimo margen de error tenemos una historia para ver.
Ella se
esmera en prepararle a su esposo las mejores recetas, pero sus platos no le
llegan. Él se conforma con la comida de un restaurante cercano, pero empieza a
percibir que los platos mejoran inexplicablemente. El detalle final son las
cartas, la correspondencia que se inicia entre estos dos seres y que me hace a
mí esta película entrañable. Además de mi debilidad por las cartas, por la
comunicación epistolar, son estas cartas las que le dan a la película un tono
que la aleja de los demasiados clichés del cine más comercial y de la árida
cotidianidad; las cartas revelan eso que estos dos seres no tienen a quien más contar y que demuestran cómo cada uno de nosotros ve cosas distintas y
hace particular nuestra propia existencia a través de esa visión.
Podría ser
una comedia romántica, pero afortunadamente no alcanza a serlo; podría ser un
drama, pero –menos mal– tampoco lo es. Algo o mucho cambia en nosotros en cada
contacto con otro ser humano, el más distante o el más cercano. Ella tomará una
decisión que todos aprobamos y él aprenderá lo fácil que es sonreírle a un niño.
1 comentario:
De todas la películas que visto de la industria cinematográfica india, ESTA me ha gustado y tu crítica es bastante pertinente.
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