domingo, 7 de diciembre de 2008

El nido vacío

Corre el año 2004 y estoy en Bogotá. Quiero ir a cine, hago varias llamadas, toco varias puertas, pero la respuesta es la misma: no estoy, no puedo, no tengo... En el Teatro Teusaquillo están pasando una película argentina: El abrazo partido, de Daniel Burman. Hago el último intento antes de entrar; hay un no más del otro lado del teléfono... Entro en la sala. No podría narrar completa ninguna de las escenas; sólo recuerdo la sencillez de la historia y de los espacios: un hijo que quiere saber quién es su padre, un pequeño centro comercial que en Buenos Aires se llama galería. Sólo recuerdo que salí feliz de aquel teatro y con una sensación de tristeza por todos aquellos a quienes esa película les habría gustado tanto o más que a mí... Un abrazo partido...

El nido vacío es otra película de Daniel Burman protagonizada por la amada por unos y odiada por otros muchos más: Cecilia Roth. ¿Pensamos alguna vez en cómo será la relación de nuestros padres cuando (nos hemos o) nos hayamos ido de la casa?, ¿pensamos alguna vez en cómo retomarán el hilo de sus vidas?, ¿sabemos si tal hilo existe? Para Marta (Roth), los hijos lejos significa volver a la universidad, retomar sus estudios de Sociología; para Leonardo, sus hijos lejanos significan un viaje hacia atrás, hacia la recuperación de los recuerdos... ¿Qué sucede cuando una pareja no coincide en su línea del tiempo, en su devenir? Marta va al pasado, pero sólo para continuar su presente, para “reanudar”; Leonardo va al pasado y no puede moverse: aparecen las fantasías y los actos desesperados... Marta y Leonardo pocas veces coinciden en la casa... Hay un viaje a Israel, un viaje lleno de sol y arena, agua salada, cuerpos que flotan... Marta está allí, simplemente; Leonardo quiere salirse, quiere comprender en qué momento sus hijos empezaron a borrarlo de las fotos, en qué momento sus recuerdos se convirtieron en ficciones...

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