domingo, 9 de noviembre de 2008

Los falsificadores


Esta es una película sobre la Segunda Guerra Mundial, sobre un campo de concentración. Un judío cuyo único interés en la vida es cómo conseguir dinero; su respuesta es clara: haciéndolo. Hay un epígrafe en Plata quemada, de R. Piglia, que siempre recuerdo (también a Arlt): “¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?”. Robar no es ningún delito comparado con el delito que representa tener un banco. Hacer dinero es la mejor manera de contrarrestar ese sistema vampiro de los bancos. Hay otra película que vi en televisión sobre tres mujeres que trabajaban como aseadoras en un banco y eran las encargadas de destruir los billetes que salían de circulación por su deterioro, ¿quién podría dudar de ellas? Ignoro el nombre de la película porque llegué justo cuando comenzaba el desenlace, pero las mujeres acumularon mucho dinero y cuando fueron descubiertas, ese mismo dinero les sirvió para pagar un abogado que demostrara la falta de pruebas para inculparlas. Las mujeres, precavidas como casi siempre, habían dejado unos cuantos fajos de billetes muy bien escondidos dentro de un barril en un bar. Allí se reúnen y celebran, claro, algunos meses después. ¿Dónde está el delito? En que una aseadora no puede ser tan inteligente... En que una aseadora no podría compararse con el fundador de un banco.

En Los falsificadores, un alemán traiciona a un judío y lo encarcela por sus excelentes falsificaciones de pasaportes. En el campo de concentración, el judío sirve a la causa alemana, menoscabando el sistema financiero inglés y estadounidense, para salvar su vida. El judío consigue diseñar la mejor falsificación de letras de cambio inglesas; los alemanes logran infiltrar esos documentos falsos en la banca inglesa. El próximo paso es el dólar, pero la guerra está por terminar y Alemania está arruinada... Ignoraba cuán importante fue este aspecto económico dentro de la Segunda Guerra y cómo fue tan decisivo para la finalización de la misma.

¿Cómo saber hasta cuándo resistir?, ¿qué hacer cuando un hombre de botas negras orina sobre nuestra cabeza?, ¿qué hacer cuando ese mismo hombre asesina a un chico débil? El judío salva la vida de sus compañeros falsificando documentos; algunos de ellos lo odian porque es un “vendido”, una “putica judía”; ¿cómo distinguir cuándo es eficiente gritar, huir?, ¿cómo distinguir cuándo es eficiente dar un paso al frente? El judío pasa las noches en vela, en su escritorio, pensando cómo diseñar el dólar, un dólar falso perfecto; el judío baila solo un tango, escucha en su cabeza un tango, recuerda un cuerpo de mujer, pone un tango en el tocadiscos y algún judío lejano renace por tres minutos.

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