lunes, 16 de julio de 2012

Cartografías cinematográficas o el cielo sobre Postdam:



Caminamos por paisajes de ensueño, de cuento de hadas, de intrigas, celos, chismes, de conspiraciones, de poder; caminamos por los jardines de palacios, por los caminos que recorrió a  aristocracia en un ya doblemente lejano siglo XVIII.  Paisajes que hice míos en las películas que he visto, en las novelas que más me gustan del siglo XIX y XVIII, en los cuentos que escribí cuando tuve catorce años…  Paisajes de Postdam que ahora son parte de su Universidad.

Me quedo sola en la ciudad y me atrevo a salir a caminar.  Entro al supermercado, compro algunas cosas, busco donde almorzar; uso señas, chapuceo el inglés y logro tener un plato en mi mesa; tomo mi maleta, desciendo al metro, siento el calor de sus túneles, el viento del tren que ya se acerca; cuento las estaciones y miro mi mapa, escucho las voces de los que van a mi lado, del que entra a pedir alguna ayuda por motivos que, obvio, no entiendo.  Siento y ya empiezo a recordar para el futuro los motivos que me trajeron a Berlín y la salchicha y las papas más caras (pero también las papas más ricas) que me he comido en la vida.

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